easy stats
Budget Car Rentals

viernes, 1 de agosto de 2008

Capítulo 1: El derrumbe

Dedicado a Ursus, el Ascendido, donde quiera que estés. Tu sacrificio no será olvidado.



No lo puedo creer.


Estoy caminando sobre los escombros, pateando las piedras y cables alrededor mío, lo que quedó de la explosión, pero aún no lo creo.


Hasta anoche, este era mi hogar. Mi departamento, mis recuerdos, mi todo.


Hoy no queda nada.


¡Dios! ¿No tuvimos suficiente con las Torres? ¿Acaso la Noche Larga no fue demasiado castigo? ¿Y el ataque terrorista de éste año? ¿Qué más quieres que purguemos, que mal te hemos hecho? ¿Qué ofensa tan grave?


Algo sobresale entre las pilas de cemento. Parece un brazo.


Me acerco y lo toco con temor. Está frío, suave y rígido. Es de plástico o de algo parecido, así que vuelvo a respirar. Lo tironeo un poco, y sobresale una muñeca vestida como dama antigua. La dejo donde está, en memoria de la niña que probablemente la tenía como su mejor amiga.


Me imagino su cuarto, su camita rosada, sus osos de peluche y de cómo peinaba a la muñequita que ahora yace a mis pies. Camino antes que me embargue la pena.


Un fulgor dorado llama mi atención. Escalo un poco más, y encuentro algo enterrado bajo los restos. Voy quitando trozos de concreto que se encuentran encima, y me voy asombrando en la medida que voy descubriendo sus simples pero perfectas formas. Una estatua de metal dorado, de forma humana, vestido a la usanza de los años treinta, pero con cabeza de halcón y sombrero. Debe medir más de dos metros. ¿Qué departamento tenía el techo tan alto como para meter este armatoste?


Seguramente lo fundirán o se lo quedarán los equipos de limpieza cuando retiren toda la basura. Lástima.


Me voy a sentar. Estoy cansado de subir entre restos de cosas inestables, de buscar algún resto de mi vida anterior como si fuera un tesoro.


Setenta muertos, mi edificio completamente destruido. Y la policía diciendo que había explotado una bolsa de gas que se encontraba bajo el edificio. ¿Se habrán creído que somos estúpidos? ¡Esto es un atentado terrorista, y nuevamente somos nosotros los que sufrimos! ¡No ese hijo de puta del Presidente y sus malditos asesores! ¡Ni los militares ni los ricos y famosos! ¡Nosotros, por la misma puta!


¿Dónde habrán quedado mis cosas?

II


¡Hijo de puta! ¡Deja de tirarme cosas, negro de mierda!


¿Y quien te está tirando nada, loco inmundo? Cállate y llora como niñita tus muebles ordinarios.


¿Si? ¿Y tu desde cuando tan macho? ¡Ven para acá y…!


Y salió el niñito detrás de las piernas del papá, con pelo revuelto y carita de asustado.


Disculpe señor. Es que mi papá esta buscando a Victor, por si está vivo.


Miro al papá con sorpresa, escondo el trozo de cemento que tenía en la mano y lo boto disimuladamente detrás de mí. Tengo vergüenza.


¿Victor?


Si señor, mi gato.


Ah.


Siento la mirada hostil del padre. No puedo seguir dando la cara, y me doy vuelta haciendo que busco algo entre la pila de desechos.


Y veo un libro, que no había notado antes. Me llama la atención: grueso, de tapas de cuero rojizas, con un llamativo símbolo en la tapa de color rojo sangre. El símbolo parece un pentagrama pero combinado con una estrella y otros dibujos más raros aún.


Lo recojo, y lo abro. En la primera hoja no hay nada. Paso a la segunda, y está escrita a mano, con una letra hermosa y muy clara.


Me siento a leer.





No hay comentarios: